"..Qué fragante soledad ha dejado tu cuerpo
en este anochecer.
Olisqueo la almohada
donde se desató tu pelo
Busco tu olor de rosa estrujada,
me hundo en el recuerdo de tu axila,
de tu pubis, donde (eterno Narciso)
persigo la imagen de mis labios.
Ya es inútil buscarte en el lecho,
en el vano de las ventanas,
entre el marco de los espejos,
entre el dogal de mis brazos.
Qué fragante soledad.
Ahora huelo sólo mi propio olfato.
Y entonces te llamo a gritos
para que tu nombre
se deshoje
y mi voz se rompa al unísono
contra cada uno de los puntos
que limitan el círculo de mi soledad.."

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