"..Quiso, pues, gritar, huir. Precedió a la
fuga la violenta desazón del grito que huía del silencio de la fuga.
Grito sin voz, como que llamaba desde siempre la nueva realidad de un
gran silencio. La almeja en el oído no le traía ya mar ni
sabor de yodo. La piedra rodaba entre las piedras como arena El
cauce abría su muda geografía. La sal del llanto nacía sin gemidos. Era
muerte de la voz, apogeo del gesto en un mundo de silencios: puertas
canceladas, muros para hiedras, llaves sin objeto, aventuras del tiempo
de la infancia, duendes del cuento entre los zarzales. Un mundo de
silencios coreaba el grito enmudecido: proyectos de viaje, seda de las
sienes sembrada para el tacto, comba del paladar y gustos de saliva de
una noche con alguien; y el resto, sabido y cotidiano.
El grito perseguía a la razón de la fuga y en medio hablaba un eco cierto: el de nadie.
Si por lo menos supiera definir su muerte o limitar la vida. ¿Cuál era
el sendero y cuál la encrucijada ? ¿En qué se diferenciaban borde y
abismo, grito y silencio?.."
--Filoteo Samaniego-- "La voz" (fragmento)
No hay comentarios:
Publicar un comentario