"..Das al placer, oh puta redentora del mundo, y nada pides a cambio
sino unas monedas miserables. No exiges ser amada, respetada, atendida,
ni imitas a las esposas con los lloriqueos, las reconvenciones y los
celos. No obligas a nadie a la despedida ni a la reconciliación; no
chupas la sangre ni el tiempo; eres limpia de culpa; recibes en tu seno a
los pecadores, escuchas las palabras y los sueños, sonríes y besas.
Eres paciente, experta, atribulada, sabia, sin rencor.
No engañas
a nadie, eres honesta, íntegra, perfecta; anticipas tu precio, te
enseñas; no discriminas a los viejos, a los criminales, a los tontos, a
los de otro color; soportas las agresiones del orgullo, las asechanzas
de los enfermos; alivias a los impotentes, estimulas a los tímidos,
complaces a los hartos, encuentras la fórmula de los desencantados. Eres
la confidente del borracho, el refugio del perseguido, el lecho del que
no tiene reposo.
Has educado tu boca y tus manos, tus músculos y tu
piel, tus vísceras y tu alma. Sabes vestir y desvestirte, acostarte,
moverte. Eres precisa en el ritmo, exacta en el gemido, dócil a las
maneras del amor.
Eres la libertad y el equilibrio; no sujetas ni
detienes a nadie; no sometes a los recuerdos ni a la espera. Eres pura
presencia, fluidez, perpetuidad.
En el lugar en que oficias a la
verdad y a la belleza de la vida, ya sea el burdel elegante, la casa
discreta o el camastro de la pobreza, eres lo mismo que una lámpara y un
vaso de agua y un pan.
Oh puta amiga, amante, amada, recodo de este
día de siempre, te reconozco, te canonizo a un lado de los hipócritas y
de los perversos, te doy todo mi dinero, te corono con hojas de yerba y
me dispongo a aprender de ti todo el tiempo.."
No hay comentarios:
Publicar un comentario