"..Nuestros encuentros no tienen mundo.
Se hacen de pensamiento a pensamiento
en el éter o en la vivacidad de los sepulcros,
a mil insectos por centímetro.
Nuestros encuentros se sirven
de microorganismos
y partículas de cobre.
Podemos esperar mil años, y aún más.
Nuestros encuentros se realizan en el Iodo
o entre el rumor de herraduras y lienzos
que precede a las grandes migraciones:
Nuestros encuentros se hacen
en el ser instantáneo
que pasta y muere,
(como pastor y bestia)
entre surcos y siglos paralelos.
Nuestros encuentros no tienen
número ni punto.."
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