Como el que arrastra un fardo inerte, así reuniendo toda mi voluntad, cargo con mi
cuerpo rendido y lo traigo hasta la casa; y bajo la lámpara, en el sitio más cómodo, le obligo a sentarse, y a gustar la calma del amanecer.
Pero en la calma del amanecer y en el silencio de la estancia, mi corazón inquieto como el de un jugador, trepida sordamente, y un anhelo inextinguible como la sed del borracho se eleva de él hasta el recuerdo de esa mujer desconocida que roe el alma..”
--Rafael Cancinos-- “Las hogueras del mirto”
cuerpo rendido y lo traigo hasta la casa; y bajo la lámpara, en el sitio más cómodo, le obligo a sentarse, y a gustar la calma del amanecer.
Pero en la calma del amanecer y en el silencio de la estancia, mi corazón inquieto como el de un jugador, trepida sordamente, y un anhelo inextinguible como la sed del borracho se eleva de él hasta el recuerdo de esa mujer desconocida que roe el alma..”
--Rafael Cancinos-- “Las hogueras del mirto”
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